DESARROLLO LIBIDINAL Y ORGANIZACIONES SEXUALES
La sexualidad no se reduce a la genitalidad y a la reproducción, su objetivo es la consecución de placer, de goce. No se puede afirmar la existencia de una sexualidad completamente normal, puesto que en la sexualidad “normal” se da la presencia de varios rasgos de perversión tales como tocar, besar, masturbar, entre otros. Es de gran importancia saber diferenciar entre rasgos de perversión y la perversión plena, ya que la primera se puede generalizar y abarcar a la mayoría de las personas, mientras la segunda solo es aplicable en ciertos casos ya que es una estructura clínica imposible de eliminar o cambiar, caracterizada por el dejar de lado el coito, primacía de la pulsión oral-anal y donde el único interés es pasar al acto para obtener satisfacción.
Freud postula la existencia de unas fases libidinales en la infancia, entendiendo por libido la fuerza con que se manifiestan las pulsiones, fases que abarcan una organización tanto pre genital como genital:
El Edipo comienza por un sentimiento de amor hacia ese primer objeto que es la madre, pero este desemboca en una relación tríadica que abarca al padre y en una ambivalencia amor- odio hacia ambos padres. En el complejo de Edipo el acontecimiento más importante es el complejo de castración que se presenta aproximadamente a los 3 años y es el momento donde los niños comienzan a vivenciar y a entender la diferencia sexual que existe entre ambos sexos y también a comprender y a acatar la norma social de la prohibición del incesto.
Es una etapa muy difícil de la vida y es la que se encarga de definir nuestra identidad y preferencias sexuales, de la cual el niño sale como puede ya que no hay una forma sana o ideal de salir de allí.
Evelyn Alvarez
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